JUAN CARLOS CHEBEZ


Foto Claudia Nigro: Ejemplar de ceibo, en una vereda de la ciudad de Casilda, Santa Fe.


Aunque el hacha derrumbe todo el monte
y quemen la guarida de los pájaros,
y le armen trampas a los tigres viejos,
yo plantaré mi árbol.

Aunque sigan creciendo las represas,
y hasta lo vuelvan maloliente al lago,
y lo envenenen al halcón y al sapo,
yo plantaré mi árbol.

Aunque eliminen todos los baldíos,
y a cada yuyo logren arrancarlo,
y suba el humo y se me tape el cielo,
yo plantaré mi árbol.

Aunque anden encerrando los jilgueros,
y pongan precio al ensueño alado,
y le roben pichones a los loros,
yo plantaré mi árbol.

Aunque se olviden el camino al campo,
y ya no se sorprendan con la luna,
ni con el cielo limpio y estrellado
yo plantaré mi árbol.

Aunque me maten ese niño alegre,
que llevaba en el alma desbocado,
con tanta envidia, falsedad y mentira,
yo plantaré mi árbol.

Aunque me quieran atajar a veces,
y me arrodille solo y agotado,
y a veces pierda el rumbo a lo sagrado,
yo plantaré mi árbol.

Aunque no entiendan nunca la poesía,
y al canto criollo crean anticuado,
y no comprendan la tristeza india,
yo plantaré mi árbol.

Aunque me sienta solo, abandonado,
yo seguiré plantando cada árbol,
y floreciendo en versos y canciones,
para que mi hijo crezca convencido,
que hay un futuro alegre, iluminado,
un futuro verde y positivo,
con miles de árboles creciendo en el camino.

El gran naturalista Juan Carlos Chebez, decidió reunirse con su amigo entrañable Atahualpa Yupanqui, en una estrella de la selva misionera...Este es nuestro homenaje, el recuerdo del gran amigo, en una de sus poesías...
Falleció el 15 de mayo a los 48 años en la Ciudad de Buenos Aires. Nombrado recientemente Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires por lo aportado en la capacitación para la gestión de planes de conservación de especies animales amenazadas de la República Argentina, por su distinción al mérito en la gestión ambiental del Ministerio de Ecología y Recursos Renovables de la provincia de Misiones, por ser miembro honorario y asesor de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, por la distinción “Pluma de Plata” entregada por Aves Argentinas/AOP, por los esfuerzos y logros en la conservación de la selva misionera que han sido reconocidos con una especie en su honor: Abrawayaomys chebezi y por los aportes realizados en el campo de la ictiología continental reconocidos por la División Zoología de Vertebrados del Museo de La Plata, entre muchísimos otros.
En una de sus últimas entrevistas, resumió sus comienzos en la conservación de la Naturaleza de nuestro país de esta manera:
Nací en 1962 y comencé desde muy joven armando un grupo ambientalista con compañeros del colegio, el Instituto Fátima de Martínez. Era 1976 y no se hablaba mucho de ecología por ese entonces en la Argentina. Desde allí comenzamos a conectarnos con las pocas entidades que defendían el ambiente, la Asociación Ornitológica del Plata, hoy Aves Argentinas; la Asociación Natura, hoy integrada de alguna manera con Aves Argentinas; y unos meses más tarde, en el ´77 se crea la Fundación Vida Silvestre Argentina. Estuvimos muy cerca de toda esa etapa de nacimiento de esa fundación.
Interesados en hacer realidad el ideal que nos llegaba más bien por televisión, a través de Jacques Cousteau con sus documentales, o por el famoso Félix Rodríguez de la Fuente, que ahora se cumple el aniversario -treinta años- de su fallecimiento, ocurrido mientras rodaba un documental en Alaska. Recuerdo que en aquel momento esa noticia nos afectó. Sus documentales en Venezuela, por ejemplo, fueron de los primeros que mostraban la fauna sudamericana, nuestra misma fauna. También su enciclopedia Salvat, en fascículos, mostraba en la contratapa una especie en peligro de extinción. Así es como empezamos a preguntarnos "¿Y acá, en la Argentina, no hay especies en peligro de extinción?".
Continué haciendo una carrera vocacional en este tema, que me llevó, cuando hice el Servicio Militar (1981-1982)-en ese momento era obligatorio- a la Isla de Los Estados. Tuve la suerte de conocer esa lejana isla con el apoyo de la Armada para relevarla. Después, decididamente, me integré a la conservación cuando la Fundación Vida Silvestre Argentina me convoca a formar parte de sus filas, tarea en la que estuve involucrado durante 8 años.
Más tarde, en el Ministerio de Ecología de Misiones, trabajé como asesor de la Subsecretaría de Ecología en 1987 y 1989. En 1990 fui convocado por la Administración de Parques Nacionales, donde primero cumplí funciones como Director de Manejo de Recursos Naturales, luego Asesor de la Presidencia y, finalmente -por concurso-, gané el cargo de Director de la Delegación Regional Nordeste que implicó mi mudanza a Iguazú, para trabajar en la selva misionera y todo el NEA desde 1994 al 2002. Si bien yo me autodefino como un naturalista y conservacionista, me interesa el panorama nacional de los ambientes, de las especies y no estoy a favor de la especialización.
Me parece que uno de los males de nuestra época es la excesiva especialización. Creo que nuestros gobernantes necesitan un generalista a su lado, no un especialista. Hay excesivos especialistas que ven la rama y no ven ya el árbol, lo cual implica que no se están tomando medidas de conjunto para entender a la puna, para entender la estepa patagónica, para entender el bosque chaqueño. Por ejemplo, una cosa es el Chaco Húmedo con sus crecientes, sus pulsos de inundación, y otra muy distinta es el Chaco Seco, con sus fuegos que mantenían las pampas naturales, el fuego era parte del ecosistema y no era de temer.
Para conocer estas relaciones hay que entrar en el monte, hay que recorrer y embarrarse. Tuve la suerte, en todos esos años, de ir recorriendo y conociendo el país. Actualmente me estoy desempeñando en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, una destacada ONG, que inicia sus actividades en los comienzos de este siglo, la cual se dedica a la defensa del patrimonio natural y cultural de los argentinos en el Área de Biodiversidad. Además estoy "prestado" al Municipio de San Isidro como Director de Ecología y Conservación de la Biodiversidad, un área nueva que se creó hace dos años por iniciativa del intendente Gustavo Posse. Así volví al pago después de dar una vuelta larga por el país.
Además publiqué obras sobre nuestras especies amenazadas: el libro más conocido es "Los Que Se Van", el cual tiene su primera edición de 1994 y una reedición en cuatro tomos en 2008 y 2009. También "Mamíferos silvestres del archipiélago fueguino" (1993), "Fauna Misionera" (1996), "Guía de las Reservas Naturales de la Argentina" (en 5 tomos) (2005), “Misiones Aves” (2009), Nuestros Árboles (2010), Misiones Árboles (en prensa), entre otros.
Si me tengo que definir, diría que soy un naturalista vocacional, que equivocadamente no siguió en su momento la carrera de biología -me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza-, pero que pudo darse el gusto de hacer conservación en la Argentina. Un país maravilloso, con una heterogeneidad de paisaje y de ambientes y, en consecuencia, de especies únicas. Ahora veo con alegría que el tema llegó para instalarse y no como sospechábamos en un comienzo que podía llegar a ser una moda pasajera.
Fuente: http://www.losquesevan.com/fallecio-juan-carlos-chebez.939c
JUAN CARLOS CHEBEZ
(publicado por Claudia Nigro)