21.8.10

de Octavio Paz

el árbol no es el nombre árbol, tampoco es una sensación de árbol...
los nombres, ya lo sabemos, están huecos...
apenas lo digo, las cosas se vacían y los nombres se llenan, ya no están huecos, son plétoras, son dadores, están henchidos de sangre, leche, semen, savia, están henchidos de minutos, horas, siglos...
las palabras
son los signos de inteligencia que el tiempo se hace a sí mismo
entonces
las cosas se mueren para que vivan los nombres: entre mis labios el árbol desaparece mientras lo digo y al desvanecerse aparece...
míralo allá, en la eminencia del terreno, opaco entre la masa opaca de los árboles...
irreal en su bruta realidad muda...
la realidad mas allá del lenguaje no es del todo realidad, realidad que no habla ni dice no es realidad

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